El 11 de
Diciembre de 1827, el hermano franciscano Fray Andrés Caro se embarca hacia
Valparaíso en la Goleta "Sir Tinxian", desde el puerto de Cobija,
al que arriba después de dos semanas de navegación.
Fray
Andrés, se había desempeñado durante 30 años como misionero en Bolivia. Venía
de regreso a su "Granada" (España) en donde había nacido el 30 de
Enero de 1769. En Valparaíso, debía esperar la llegada de algún buque en
tránsito a Europa, pues en esos años no existían los actuales itinerarios.
Finalmente
, arribó "El cometa", un barco que venía en malas condiciones, cuyo
destino era el viejo continente. Tanto era el afán de llegar a su tierra
natal, que , Fray Andrés, hizo caso omiso a las averías del navío y se
embarcó en él.
No había
navegado mucho "El cometa", cuando sufrió la abertura del caso. El
capitán se desesperó creyéndolo perdido, pero el santo hermano se acercó a él
pidiéndole que pusiera proa al norte rumbo a Valparaíso.
El
cometa logró arribar a Valparaíso donde no pudo ser reparado y debió
rematarse. Fray Andrés pensó, entonces, que su salvación y la de los
tripulantes era un verdadero milagro y que había sido Dios quien había
permitido su salvamento para que colaborara con las grandes necesidades
religiosas que existían en el Puerto.
Fue así
como comenzó una exitosa evangelización del lugar y fundó la Casa de
Ejercicios del Cerro del Barón.
El
religioso de constituyó en el consuelo de todos los enfermos. Nadie fallecía
sin la atención de este Santo Apóstol de Valparaíso. Asía pasaron los años
entre epidemias de Viruela y Escarlatina.
Para
llegar a todos los enfermos que solicitaban su atención, viajaba en una
destartalada carreta a través del accidentado relieve. Por aquél tiempo los
enfermos de viruela eran conducidos hasta unas pobres chozas en el extramuros
de Playa Ancha, donde se les abandonaba a su suerte, lejos de sus familiares.
"Solo el Padre Cano no los abandonaba, era como un ángel de consuelo
llevándoles auxilio para el alma y el cuerpo". Curaba a los valiorosos
sin temor a sus erupciones pustulosas de las que extraía su pus. Nadie podía
comprender cómo no se contagiaba con esa enfermedad tan infecciosa, sin
contar con los acontecimientos y medicamentos necesarios, sólo con oraciones
y acciones que eran más piadosas que científicas...
Todos
creían que estaba asistido por Dios y que en esas convicción residía su
seguridad en atender a los enfermos que ni sus propios familiares se
arriesgarían a asistir.
Un halo
de divinidad guiaba sus pasos transformándolo rápidamente en un ser casi
sobrenatural, divino.
Tanto
bien realizó el " Apóstol de Valparaíso" que la autoridad civil
dispuso un bote que pudiera a cualquier hora del día, conducirlo entre
"El Almendral" y "Playa Ancha".
Cuando
envejeció, y ya no podía caminar, los fieles se disputaban el honor de
conducirlo en sillita de manos. Durante 20 años sirvió a todos los
necesitados del pueblo. El 18 de Junio de 1844, a la edad de 75 años,
falleció siendo enterado de caridad, según consta en los correspondientes
libros de la Iglesia de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro,
actual Parroquia La Matriz de Jesucristo El Salvador.
Fuente: Relatos y leyendas de Valparaíso |
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