Tarea muy difícil es trazar la historia del desarrollo de Valparaíso en sus primeros años. Ya hemos tenido ocasión de expresar que de la época de Diego de Almagro fueron bien pocos los recuerdos, y menos aún los datos precisos que quedaron. Las explicaciones de esta ausencia de documentación es tan simple: Diego de Almagro, con toda su gloria de conquistador y fama de hombre valiente y leal fue un derrotado, y de los derrotados no se guarda memoria. Agreguemos a su derrota el fracaso de su expredición a Chile y tendremos así la explicación adecuada a las dificultades que se presentan para establecer en forma que no deje dudas el itinerario de su actuación en estas tierras, incluyendo, naturalmente, en esta bruma histórica todo lo que se refiere a la fundación de Valparaíso.
No es mucho más completa la documentación histórica de la que se dispone de la época de Pedro de Valdivia, y de las primeras décadas siguientes a la muerte del Conquistador. También en este caso la razón es evidente pues hasta bien avanzado el siglo XVII Valparaíso no merecía siquiera el calificativo de aldea, ya que se reducía a un caserío, con algunas bodegas, que sólo adquirían animación cuando "bajaban" los barcos del Perú, como se decía en el pintoresco lenguaje de entonces. Venían entonces los hacendados a embarcar los productos que enviaban a Lima, y los comerciantes a comprar las mercaderías que tras larguísimo viaje, de Cádiz a Portobelo, desde allí al Callao y de la capital virreinal a Chile, llegaban a precios fabulosos, que a veces alcanzaban hasta cien veces el valor de origen.
EL PRIMER TEMPLO DE VALPARAÍSO
La modesta jerarquía que por aquellos años tenía Valparaíso, a pesar de su pomposo título de "puerto de Santiago", fue motivo de que no quedara constancia de la fecha en que se construyó su primer templo. No obstante, basadas en la Historia de Padre Rosales y en informaciones de origen inglés, los historiadores Vicuña Mackenna y Barros Arana coinciden en afirmar que cuando Francis Drake estuvo en Valparaíso, a comienzos del mes de diciembre de 1578, saqueó la iglesia y se llevó el cáliz y, las vinajeras de plata, y Barros Arana consigna que el corsario los regaló a su capellán, el pastor Francis Fletcher.
Por su parte, Vicuña Mackena dice: "...por el año 1559 parece que estuvo de paso en la solitaria caleta del Quintil, el primer cura foráneo de Santiago, el notorio Rodrigo Marmolejo, insigne criador de potros, según rezan los libros del Cabildo, que ya se titulaba obispo electo. Iba sin duda de camino a consagrarse a Lima, y créase que él echó los cimientos, o por lo menos, dio la autorización suficiente para fundar una capilla pajiza y miserable en el mismo sitio que hoy ocupa La Matriz..."
El presbítero don Vicente Martín y Manero, cura párroco del Salvador, advocación que tiene La Matriz de Valparaíso, y que a fines del siglo pasado escribió una completa historia eclesiástica del Puerto, por encargo del Arzobispo de Santiago, Monseñor Mariano Casanova, después de analizar hasta en sus menores detalles los antecedentes para establecer la época de construcción del primer tempo en Valparaíso, deja establecido que si el primitivo templo o capilla existió, no fue reconstruido hasta muchos años después de su destrucción por Drake.
Se basa en ello en el contenido de una carta que el tercer obispo de Santiago, Fray Diego de Medellín, escribió al rey, dándole cuenta de las doctrinas de indios establecidos en Chile. De la correspondencia el obispo Medellín, que fue el verdadero organizador de la Diócesis de Santiago, se desprende que por el año 1585, fecha de la carta que cita el presbítero Martín y Manero. en el obispado de Santiago, cuya judidicción se extendía desde el valle de Copiapó hasta Cauquenes, Loncomilla y Purapel, e incluía las provincias de Cuyo y Tucuman, existian cuatrom parroquias, que eran las de Santiago, La Serena, Mendoza y San Juan de Cuyo, y 126 doctrinas de indios, entre las cuales no figura Valparaíso.
De este hecho deduce el autor de la "Historia Eclesiastica de Valparaíso", que si existió la capilla, o iglesia que según Barros Arana y Vicuña Mackenna fue saqueada por Drake, al finalizar el siglo XVI, Valparaíso había llegado a un grado tal de abandono que no había en el puerto templo alguno.
De lo que no cabe duda alguna es que al comenzar el siglo siguiente esta capilla existía, pues cuando llegó a Valparaíso desde el Perú, el segundo Presidente de Chile, don Juan de Jara-Quemada, Valparaiso presentaba tal aspecto de desolación, que en una carta enviada al rey con fecfa 29 de enero de 1611 ésta dice, refiriéndose al puerto: "Le hallé yermo, con una sóla Iglesia pajiza, que me causó admiración".
El nuevo gobernador del reino, que llevaba el título de Presidente por serlo de la recién creada Real Audiencia, comprendió la importancia que Valparaíso habría de adquirir, y en la misma carta que hemos acotado, expresa al rey: "Estoy resuelto de encargar este puerto al capitán Pedro de Recalde, persona hacendada y sin obligaciones de hijos, y darle título de corregidor de Valparaíso y la juridicción del de Quillota, que está a seis leguas del puerto, donde se ha ofrecido hacer casas y bodegas para que se descarguen la ropa los mercaderes, que por esta falta está muy caído y el sitio es muy a propósito para mayor vecindad por las muchas tierras y aguas que tienen para sustentarse, demás de lo cual será importante allí la sistencia de Corregidor para la visita de navíos que entran y salen, porque de no haber este cuidado se siguen inconvenientes muy considerables, y no es menor lo que se defrauda la hacienda de V.M., pues en el interirn, que van los oficiales reales de esta ciudad, se puedse descargar el navío".
Es evidente que el Presidente Jara-Quemada puso de inmediato en ejecución su plan para poblar a Valparaíso, ya que un año más tarde, cuando el almirante holandés Joris Van Spilbergen incendió el pequeño poblado, encontró tres o cuatro edificios, que las crónicas no dicen si eran residencias o bodegas, y que se habían levantado alrededor de la capilla pajiza que halló Jara-Quemada al desembarcar.
LOS PRIMEROS SACERDOTES
Aunque no exista documento alguno que permita establecer quien construyó el primer templo en Valparaíso, y que año ocurrió este acontecimiento, existen en cambio, fuentes históricas suficientes para establecer una lista de los primeros sacerdotes que llegaron al puerto, y que sin duda ejercieron en estas playas su sagrado ministerio.
El primero de ellos, cronológicamente fue el presbítero doctor Diego Pérez, que acompañó a Valdivia, en 1544, y que firma como testigo el documento que "confirmó a valparaíso como puerto de Santiago", y dio jurisdicción en el Mar del Sur , al almirante Juan Baitista Pastene.
El segundo sacerdote, cuya presencia en estas playas puede señalarse en forma documental, es el Obispo de santiago. Rodrigo González de marmolejo, que vino por primera vez, tal vez a pasar una temporada de verano, en el año 1557, y a quien Vicuña Mackenna atribuye la erección de la primera capilla. Es errada la suposición que este historiador hace el el sentido de que el señor González de Marmolejo se hallaba en 1559 en Valparaíso, de paso a Lima para recibir su congregación episcopal, pues la Diócesis de Santiago fue creada solamente dos años más tarde, por el Papa Pio IV, en el consistorio del 27 de junio de 1561, y ór la bula "Super specula", de la misma fecha, instituyó como primer obispo a don Rodrigo González Marmolejo. Por parte, el anciano eclesiástico, que desde 1557 actuaba como obispo electo, al ser nombrado por real cédula de Felipe II, se hallaba tan achacoso que no pudo moverse de Santiago, y no solamente nunca fue consagrado, sino que ni siquiera pudo tomar personalmente poseción, de la diócesis, lo que pudo hacer por medio de apoderados, el 18 de junio de 1563, ante las autoridades civiles y clero de la capital. A fines de octubre del año siguiente, falleció en Santiago el obispo Marmolejo, que llegó a cerca de los 75 años de edad.
Después del cura y vicario foráneo de Santiago, estuvieron en Valparaíso los padres mercedarios Fray Alonso de Navarrete y Fray Juan de Tobar, quienes aparecen como testigos en la toma de posesión de la Viña del Mar por el capitán Alonso de Rivera.
LA PRIMERA PARROQUIA
Si bien es cierto que Valparaiso carecía de una población que formara lo que podía llamarse una aldea o pueblo, en cambio sus alrededores habían sido distribuidos entre los conquistadores, y eran numerosas y prósperas las propiedades agrícolas que se habían formado en las vecindades del puerto.
El mismo Valdivia se había reservado para sí una estancia, que hizo desmontar. En seguida dio merced de terrenos al almirante Juan Bautista Pastene. Años más adelante constituyeron propiedades agrícolas el famoso piloto Juan Elias y el no menos famoso alguacil Juan Gómez, cuyos nombres se perpetuaron en dos quebradas porteñas.
Bartolomé Flores, el capitán alemán, compañero de Valdivia, que había castellanizado su apellido Blumen, recibió la merced de tierras llamadas Hacienda del Árbol Copado, que Vicuña Mackenna sitúa entre la quebrada de Las Zorras y el valle de Viña del Mar, y un soldado llamado Matrín García, que estableció su propiedad en la quebrada de la Cabritería, plantó allí, al abrigo de los cerros, un almendral, que luego habría de dar su nombre a un barrio, donde nunca hubo almendras, y que lo derivó del camino que lo atravesaba y conducía a la propiedad de Martín garcía, y se llamaba "Camino del Almendral".
Todas estas propiedades dadas fueron delimitadas por el famoso alarife Jinés de Lillo, que probablemente también tuvo su estancia donde hoy se encuentra el lugar llamado Rodelillo, que deriva de su primitivo nombre de Rodeo de Lillo.
Es evidente que en estas propiedades, donde se realizaban cultivos y se criaban animales, debe haber existido cierta población, que necesitaba asistencia religiosa. De ahí entonces, la conclusión a que llegan casi todos los historiadores en el sentido que probablemente a raíz de la visita del Presidente Jara-Quemada de haberse establecido permanentemente en Valparaíso algún sacerdote.
Hay un hecho preciso, y este es un testamento que a fines del siglo pasado se conservaba en el Convento de Santo Domingo en Valparaíso. Fue otorgado el siete de febrero de 1620, ante el escribano Domingo García Corvalán, por el capitán Juan Rodríguez Guzmán, quien dice ser "Presidente en este puerto de Valparaíso del reino de Chile..." El testado establece que: "Dios fuese servido llevarme, de esta presente vida, mando mi cuerpo sea enterrado en la Iglesia parroquial de este puerto. adonde tengo mi sepultura, y acompañe el cura de este puerto..."
Este documento, permite asegurar que en 1620 ya existía la primera parroquia en Valparaíso, que la Iglesia, por tener sepultura, era de alguna importancia.
A su vez, el Padre Diego Rosales, que llegó a Chile en los años 1625 a 1626, en, su "Historia del Reino de Chile", escrita entre 1640 y 1650, dice. refiriéndose a Valparaíso.
"Está poblado de unos pocos españoles que guardan los almacenes y bodegas en donde se recogen las mercaderías de este Reino y las del Perú, aquellas para embarcarlas y estas para conducirlas en carros y recuas a la ciudad de Santiago, que dista algunas veinte leguas de buen camino. hay una iglesia parroquial, asistida por un clérigo con título de cura vicario, cuya jurisdicción se dilata a las estancias o casas; del contorno":
El propio Padre Rosales es el primer historiador que se refiere al famoso Cristo que venera en la Parroquia de La Matriz, y la hermosa imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro, patrona del puerto, y bajo cuya advocación estaba entonces la Parriquia, imagen que se extravió con el correr de los años, sin que se sepa exáctamentee su paradero final.
Según don Vicente Nartín y Manero, a quien ya hemos citado, el primer cura de Valparaíso debe haber sido el licenciado garcía Fernandez de Cáceres, que a instancia del Presidente Jara-Quemada habría recibido su nombramiento del obispo de Santiago, Fray Juan Pérez de Espinoza, entre 1612 y 1620.
Los párrocos siguientes fueron el presbítero Diego Sanchez Chaparro de Lara, el maestro don Juan Olivares, el maestro Fray manuel Casso, el doctor Joaquin de Morales y el maestro Fray samuel Carraco.
LOS PRIMEROS COMVENTOS
El desarrollo de la vida religiosa de Valparaíso fue rápido. A la primera iglesia, asiento de la parroquia por el año 1620, siguieron luego otros templos y capillas.
Los primeros frailes regulares en establecerse en el Puerto fueron los agustinos. Tras de ellos llegaron los mercedarios, que lo hicieron en el Almendral, y llegaron a ser propietarios de casi toda su extención.
Al finalizar el siglo XVII, y a pesar de su escasa población, ya tenía Valparaíso cinco templos. Eran ellos la Iglesia Parroquial, la de San Agustín, una capilla en la fortaleza de San José, otra en el Almendral, y la iglesia de los mercedarios.
Francisco Le Dantec
De este hecho deduce el autor de la "Historia Eclesiastica de Valparaíso", que si existió la capilla, o iglesia que según Barros Arana y Vicuña Mackenna fue saqueada por Drake, al finalizar el siglo XVI, Valparaíso había llegado a un grado tal de abandono que no había en el puerto templo alguno.
De lo que no cabe duda alguna es que al comenzar el siglo siguiente esta capilla existía, pues cuando llegó a Valparaíso desde el Perú, el segundo Presidente de Chile, don Juan de Jara-Quemada, Valparaiso presentaba tal aspecto de desolación, que en una carta enviada al rey con fecfa 29 de enero de 1611 ésta dice, refiriéndose al puerto: "Le hallé yermo, con una sóla Iglesia pajiza, que me causó admiración".
El nuevo gobernador del reino, que llevaba el título de Presidente por serlo de la recién creada Real Audiencia, comprendió la importancia que Valparaíso habría de adquirir, y en la misma carta que hemos acotado, expresa al rey: "Estoy resuelto de encargar este puerto al capitán Pedro de Recalde, persona hacendada y sin obligaciones de hijos, y darle título de corregidor de Valparaíso y la juridicción del de Quillota, que está a seis leguas del puerto, donde se ha ofrecido hacer casas y bodegas para que se descarguen la ropa los mercaderes, que por esta falta está muy caído y el sitio es muy a propósito para mayor vecindad por las muchas tierras y aguas que tienen para sustentarse, demás de lo cual será importante allí la sistencia de Corregidor para la visita de navíos que entran y salen, porque de no haber este cuidado se siguen inconvenientes muy considerables, y no es menor lo que se defrauda la hacienda de V.M., pues en el interirn, que van los oficiales reales de esta ciudad, se puedse descargar el navío".
Es evidente que el Presidente Jara-Quemada puso de inmediato en ejecución su plan para poblar a Valparaíso, ya que un año más tarde, cuando el almirante holandés Joris Van Spilbergen incendió el pequeño poblado, encontró tres o cuatro edificios, que las crónicas no dicen si eran residencias o bodegas, y que se habían levantado alrededor de la capilla pajiza que halló Jara-Quemada al desembarcar.
LOS PRIMEROS SACERDOTES
Aunque no exista documento alguno que permita establecer quien construyó el primer templo en Valparaíso, y que año ocurrió este acontecimiento, existen en cambio, fuentes históricas suficientes para establecer una lista de los primeros sacerdotes que llegaron al puerto, y que sin duda ejercieron en estas playas su sagrado ministerio.
El primero de ellos, cronológicamente fue el presbítero doctor Diego Pérez, que acompañó a Valdivia, en 1544, y que firma como testigo el documento que "confirmó a valparaíso como puerto de Santiago", y dio jurisdicción en el Mar del Sur , al almirante Juan Baitista Pastene.
El segundo sacerdote, cuya presencia en estas playas puede señalarse en forma documental, es el Obispo de santiago. Rodrigo González de marmolejo, que vino por primera vez, tal vez a pasar una temporada de verano, en el año 1557, y a quien Vicuña Mackenna atribuye la erección de la primera capilla. Es errada la suposición que este historiador hace el el sentido de que el señor González de Marmolejo se hallaba en 1559 en Valparaíso, de paso a Lima para recibir su congregación episcopal, pues la Diócesis de Santiago fue creada solamente dos años más tarde, por el Papa Pio IV, en el consistorio del 27 de junio de 1561, y ór la bula "Super specula", de la misma fecha, instituyó como primer obispo a don Rodrigo González Marmolejo. Por parte, el anciano eclesiástico, que desde 1557 actuaba como obispo electo, al ser nombrado por real cédula de Felipe II, se hallaba tan achacoso que no pudo moverse de Santiago, y no solamente nunca fue consagrado, sino que ni siquiera pudo tomar personalmente poseción, de la diócesis, lo que pudo hacer por medio de apoderados, el 18 de junio de 1563, ante las autoridades civiles y clero de la capital. A fines de octubre del año siguiente, falleció en Santiago el obispo Marmolejo, que llegó a cerca de los 75 años de edad.
Después del cura y vicario foráneo de Santiago, estuvieron en Valparaíso los padres mercedarios Fray Alonso de Navarrete y Fray Juan de Tobar, quienes aparecen como testigos en la toma de posesión de la Viña del Mar por el capitán Alonso de Rivera.
LA PRIMERA PARROQUIA
Si bien es cierto que Valparaiso carecía de una población que formara lo que podía llamarse una aldea o pueblo, en cambio sus alrededores habían sido distribuidos entre los conquistadores, y eran numerosas y prósperas las propiedades agrícolas que se habían formado en las vecindades del puerto.
El mismo Valdivia se había reservado para sí una estancia, que hizo desmontar. En seguida dio merced de terrenos al almirante Juan Bautista Pastene. Años más adelante constituyeron propiedades agrícolas el famoso piloto Juan Elias y el no menos famoso alguacil Juan Gómez, cuyos nombres se perpetuaron en dos quebradas porteñas.
Bartolomé Flores, el capitán alemán, compañero de Valdivia, que había castellanizado su apellido Blumen, recibió la merced de tierras llamadas Hacienda del Árbol Copado, que Vicuña Mackenna sitúa entre la quebrada de Las Zorras y el valle de Viña del Mar, y un soldado llamado Matrín García, que estableció su propiedad en la quebrada de la Cabritería, plantó allí, al abrigo de los cerros, un almendral, que luego habría de dar su nombre a un barrio, donde nunca hubo almendras, y que lo derivó del camino que lo atravesaba y conducía a la propiedad de Martín garcía, y se llamaba "Camino del Almendral".
Todas estas propiedades dadas fueron delimitadas por el famoso alarife Jinés de Lillo, que probablemente también tuvo su estancia donde hoy se encuentra el lugar llamado Rodelillo, que deriva de su primitivo nombre de Rodeo de Lillo.
Es evidente que en estas propiedades, donde se realizaban cultivos y se criaban animales, debe haber existido cierta población, que necesitaba asistencia religiosa. De ahí entonces, la conclusión a que llegan casi todos los historiadores en el sentido que probablemente a raíz de la visita del Presidente Jara-Quemada de haberse establecido permanentemente en Valparaíso algún sacerdote.
Hay un hecho preciso, y este es un testamento que a fines del siglo pasado se conservaba en el Convento de Santo Domingo en Valparaíso. Fue otorgado el siete de febrero de 1620, ante el escribano Domingo García Corvalán, por el capitán Juan Rodríguez Guzmán, quien dice ser "Presidente en este puerto de Valparaíso del reino de Chile..." El testado establece que: "Dios fuese servido llevarme, de esta presente vida, mando mi cuerpo sea enterrado en la Iglesia parroquial de este puerto. adonde tengo mi sepultura, y acompañe el cura de este puerto..."
Este documento, permite asegurar que en 1620 ya existía la primera parroquia en Valparaíso, que la Iglesia, por tener sepultura, era de alguna importancia.
A su vez, el Padre Diego Rosales, que llegó a Chile en los años 1625 a 1626, en, su "Historia del Reino de Chile", escrita entre 1640 y 1650, dice. refiriéndose a Valparaíso.
"Está poblado de unos pocos españoles que guardan los almacenes y bodegas en donde se recogen las mercaderías de este Reino y las del Perú, aquellas para embarcarlas y estas para conducirlas en carros y recuas a la ciudad de Santiago, que dista algunas veinte leguas de buen camino. hay una iglesia parroquial, asistida por un clérigo con título de cura vicario, cuya jurisdicción se dilata a las estancias o casas; del contorno":
El propio Padre Rosales es el primer historiador que se refiere al famoso Cristo que venera en la Parroquia de La Matriz, y la hermosa imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro, patrona del puerto, y bajo cuya advocación estaba entonces la Parriquia, imagen que se extravió con el correr de los años, sin que se sepa exáctamentee su paradero final.
Según don Vicente Nartín y Manero, a quien ya hemos citado, el primer cura de Valparaíso debe haber sido el licenciado garcía Fernandez de Cáceres, que a instancia del Presidente Jara-Quemada habría recibido su nombramiento del obispo de Santiago, Fray Juan Pérez de Espinoza, entre 1612 y 1620.
Los párrocos siguientes fueron el presbítero Diego Sanchez Chaparro de Lara, el maestro don Juan Olivares, el maestro Fray manuel Casso, el doctor Joaquin de Morales y el maestro Fray samuel Carraco.
LOS PRIMEROS COMVENTOS
El desarrollo de la vida religiosa de Valparaíso fue rápido. A la primera iglesia, asiento de la parroquia por el año 1620, siguieron luego otros templos y capillas.
Los primeros frailes regulares en establecerse en el Puerto fueron los agustinos. Tras de ellos llegaron los mercedarios, que lo hicieron en el Almendral, y llegaron a ser propietarios de casi toda su extención.
Al finalizar el siglo XVII, y a pesar de su escasa población, ya tenía Valparaíso cinco templos. Eran ellos la Iglesia Parroquial, la de San Agustín, una capilla en la fortaleza de San José, otra en el Almendral, y la iglesia de los mercedarios.
Francisco Le Dantec