lunes, 16 de marzo de 2015

Orígenes del culto religioso en Valparaíso (*)



Tarea muy difícil es trazar la historia del desarrollo de Valparaíso en sus primeros años. Ya hemos tenido ocasión de expresar que de la época de Diego de Almagro fueron bien pocos los recuerdos, y menos aún los datos precisos que quedaron. Las explicaciones de esta ausencia de documentación es tan simple: Diego de Almagro, con toda su gloria de conquistador y fama de hombre valiente y leal fue un derrotado, y de los derrotados no se guarda memoria. Agreguemos a su derrota el fracaso de su expredición a Chile y tendremos así la explicación adecuada a las dificultades que se presentan para establecer en forma que no deje dudas el itinerario de su actuación en estas tierras, incluyendo, naturalmente, en esta bruma histórica todo lo que se refiere a la fundación de Valparaíso.
No es mucho más completa la documentación histórica de la que se dispone de la época de Pedro de Valdivia, y de las primeras décadas siguientes a la muerte del Conquistador. También en este caso la razón es evidente pues hasta bien avanzado el siglo XVII Valparaíso no merecía siquiera el calificativo de aldea, ya que se reducía a un caserío, con algunas bodegas, que sólo adquirían animación cuando "bajaban" los barcos del Perú, como se decía en el pintoresco lenguaje de entonces. Venían entonces los hacendados a embarcar los productos que enviaban a Lima, y los comerciantes a comprar las mercaderías que tras larguísimo viaje, de Cádiz a Portobelo, desde allí al Callao y de la capital virreinal a Chile, llegaban a precios fabulosos, que a veces alcanzaban hasta cien veces el valor de origen.

EL PRIMER TEMPLO DE VALPARAÍSO

 La modesta jerarquía que por aquellos años tenía Valparaíso, a pesar de su pomposo título de "puerto de Santiago", fue motivo de que no quedara constancia de la fecha en que se construyó su primer templo. No obstante, basadas en la Historia de Padre Rosales  y en informaciones de origen inglés, los historiadores Vicuña Mackenna y Barros Arana coinciden en afirmar que cuando Francis Drake estuvo en Valparaíso, a comienzos del mes de diciembre de 1578, saqueó la iglesia y se llevó el cáliz y, las vinajeras de plata, y Barros Arana  consigna que el corsario los regaló a su capellán, el pastor Francis Fletcher.
Por su parte, Vicuña Mackena dice: "...por el año 1559 parece que estuvo de paso en la solitaria caleta del Quintil, el primer cura foráneo de Santiago, el notorio Rodrigo Marmolejo, insigne criador de potros, según rezan los libros del Cabildo, que ya se titulaba obispo electo. Iba sin duda de camino a consagrarse a Lima, y créase que él echó los cimientos, o por lo menos, dio la autorización suficiente para fundar una capilla pajiza y miserable en el mismo sitio que hoy ocupa La Matriz..."
El presbítero don Vicente Martín y Manero, cura párroco del Salvador, advocación que tiene La Matriz de Valparaíso, y que a fines del siglo pasado escribió una completa historia eclesiástica del Puerto, por encargo del Arzobispo de Santiago, Monseñor Mariano Casanova, después de analizar hasta en sus menores detalles los antecedentes para establecer la época de construcción del primer tempo en Valparaíso, deja establecido que si el primitivo templo o capilla existió, no fue reconstruido hasta muchos años después de su destrucción por Drake.

 Iglesia La Matriz
   
Se basa en ello en el contenido de una carta que el tercer obispo de Santiago, Fray Diego de Medellín, escribió al rey, dándole cuenta de las doctrinas de indios establecidos en Chile. De la correspondencia el obispo Medellín, que fue el verdadero organizador de la Diócesis de Santiago, se desprende que por el año 1585, fecha de la carta que cita el presbítero Martín y Manero. en el obispado de Santiago, cuya judidicción se extendía desde el valle de Copiapó hasta Cauquenes, Loncomilla y Purapel, e incluía las provincias de Cuyo y Tucuman, existian cuatrom parroquias, que eran las de Santiago, La Serena, Mendoza y San Juan de Cuyo, y 126 doctrinas de indios, entre las cuales no figura Valparaíso.
De este hecho deduce el autor de la "Historia Eclesiastica de Valparaíso", que si existió la capilla, o iglesia que según Barros Arana y Vicuña Mackenna fue saqueada por Drake, al finalizar el siglo XVI, Valparaíso había llegado a un grado tal de abandono que no había en el puerto templo alguno.
De lo que no cabe duda alguna es que al comenzar el siglo siguiente esta capilla existía, pues cuando llegó a Valparaíso desde el Perú, el segundo Presidente de Chile, don Juan de Jara-Quemada, Valparaiso presentaba tal aspecto de desolación, que en una carta enviada al rey con fecfa 29 de enero de 1611 ésta dice, refiriéndose al puerto: "Le hallé yermo, con una sóla Iglesia pajiza, que me causó admiración".
El nuevo gobernador del reino, que llevaba el título de Presidente por serlo de la recién creada Real Audiencia, comprendió la importancia que Valparaíso habría de adquirir, y en la misma carta que hemos acotado, expresa al rey: "Estoy resuelto de encargar este puerto al capitán Pedro de Recalde, persona hacendada y sin obligaciones de hijos, y darle título de corregidor de Valparaíso y la juridicción del de Quillota, que está a seis leguas del puerto, donde se ha ofrecido hacer casas y bodegas para que se descarguen la ropa los mercaderes, que por esta falta está muy caído y el sitio es muy a propósito para mayor vecindad por las muchas tierras y aguas que tienen para sustentarse, demás de lo cual será importante allí la sistencia de Corregidor para la visita de navíos que entran y salen, porque de no haber este cuidado se siguen inconvenientes muy considerables, y no es menor lo que se defrauda la hacienda de V.M., pues en el interirn, que van los oficiales reales de esta ciudad, se puedse descargar el navío".
Es evidente que el Presidente Jara-Quemada puso de inmediato en ejecución su plan para poblar a Valparaíso, ya que un año más tarde, cuando el almirante holandés Joris Van Spilbergen incendió el pequeño poblado, encontró tres o cuatro edificios, que las crónicas no dicen si eran residencias o bodegas, y que se habían levantado alrededor de la capilla pajiza que halló Jara-Quemada al desembarcar.

LOS PRIMEROS SACERDOTES

Aunque no exista documento alguno que permita establecer quien construyó el primer templo en Valparaíso, y que año ocurrió este acontecimiento, existen en cambio, fuentes históricas suficientes para establecer una lista de los primeros sacerdotes que llegaron al puerto, y que sin duda ejercieron en estas playas su sagrado ministerio.
El primero de ellos, cronológicamente fue el presbítero doctor Diego Pérez, que acompañó a Valdivia, en 1544, y que firma como testigo el documento que "confirmó a valparaíso como puerto de Santiago", y dio jurisdicción en el Mar del Sur , al almirante Juan Baitista Pastene.
El segundo sacerdote, cuya presencia en estas playas puede señalarse en forma documental, es el Obispo de santiago. Rodrigo González de marmolejo, que vino por primera vez, tal vez a pasar una temporada de verano, en el año 1557, y a quien Vicuña Mackenna atribuye la erección de la primera capilla. Es errada la suposición que este historiador hace el el sentido de que el señor González de Marmolejo se hallaba en 1559 en Valparaíso, de paso a Lima para recibir su congregación episcopal, pues la Diócesis de Santiago fue creada solamente dos años más tarde, por el Papa Pio IV, en el consistorio del 27 de junio de 1561, y ór la bula "Super specula", de la misma fecha, instituyó como primer obispo a don Rodrigo González Marmolejo. Por parte, el anciano eclesiástico, que desde 1557 actuaba como obispo electo, al ser nombrado por real cédula de Felipe II, se hallaba tan achacoso que no pudo moverse de Santiago, y no solamente nunca fue consagrado, sino que ni siquiera pudo tomar personalmente poseción, de la diócesis, lo que pudo hacer por medio de apoderados, el 18 de junio de 1563, ante las autoridades civiles y clero de la capital. A fines de octubre del año siguiente, falleció en Santiago el obispo Marmolejo, que llegó a cerca de los 75 años de edad.
Después del cura y vicario foráneo de Santiago, estuvieron en Valparaíso los padres mercedarios Fray Alonso de Navarrete y Fray Juan de Tobar, quienes aparecen como testigos en la toma de posesión de la Viña del Mar por el capitán Alonso de Rivera.

LA PRIMERA PARROQUIA

Si bien es cierto que Valparaiso carecía de una población que formara lo que podía llamarse una aldea o pueblo, en cambio sus alrededores habían sido distribuidos entre los conquistadores, y eran numerosas y prósperas las propiedades agrícolas que se habían formado en las vecindades del puerto.
El mismo Valdivia se había reservado para sí una estancia, que hizo desmontar. En seguida dio merced de terrenos al almirante Juan Bautista Pastene. Años más adelante constituyeron propiedades agrícolas el famoso piloto Juan Elias y el no menos famoso alguacil Juan Gómez, cuyos nombres se perpetuaron en dos quebradas porteñas.
Bartolomé Flores, el capitán alemán, compañero de Valdivia, que había castellanizado su apellido Blumen, recibió la merced de tierras llamadas Hacienda del Árbol Copado, que Vicuña Mackenna sitúa entre la quebrada de Las Zorras y el valle de Viña del Mar, y un soldado llamado Matrín García, que estableció su propiedad en la quebrada de la Cabritería, plantó allí, al abrigo de los cerros, un almendral, que luego habría de dar su nombre a un barrio, donde nunca hubo almendras, y que lo derivó del camino que lo atravesaba y conducía a la propiedad de Martín garcía, y se llamaba "Camino del Almendral".
Todas estas propiedades dadas fueron delimitadas por el famoso alarife Jinés de Lillo, que probablemente también tuvo su estancia donde hoy se encuentra el lugar llamado Rodelillo, que deriva de su primitivo nombre de Rodeo de Lillo.
Es evidente que en estas propiedades, donde se realizaban cultivos y se criaban animales, debe haber existido cierta población, que necesitaba asistencia religiosa. De ahí entonces, la conclusión a que llegan casi todos los historiadores en el sentido que probablemente a raíz de la visita del Presidente Jara-Quemada de haberse establecido permanentemente en Valparaíso algún sacerdote.
Hay un hecho preciso, y este es un testamento que a fines del siglo pasado se conservaba en el Convento de Santo Domingo en Valparaíso. Fue otorgado el siete de febrero de 1620, ante el escribano Domingo García Corvalán, por el capitán Juan Rodríguez Guzmán, quien dice ser "Presidente en este puerto de Valparaíso del reino de Chile..." El testado establece que: "Dios fuese servido llevarme, de esta presente vida, mando mi cuerpo sea enterrado en la Iglesia parroquial de este puerto. adonde tengo mi sepultura, y acompañe el cura de este puerto..."
Este documento, permite asegurar que en 1620 ya existía la primera parroquia en Valparaíso,  que la Iglesia, por tener sepultura, era de alguna importancia.
A su vez, el Padre Diego Rosales, que llegó a Chile en los años 1625 a 1626, en, su "Historia del Reino de Chile", escrita entre 1640 y 1650, dice. refiriéndose a Valparaíso.
"Está poblado de unos pocos españoles que guardan los almacenes y bodegas en donde se recogen las mercaderías de este Reino y las del Perú, aquellas para embarcarlas y estas para conducirlas en carros y recuas a la ciudad de Santiago, que dista algunas veinte leguas de buen camino. hay una iglesia parroquial, asistida por un clérigo con título de cura vicario, cuya jurisdicción se dilata a las estancias o casas; del contorno":
El propio Padre Rosales es el primer historiador que se refiere al famoso Cristo que venera en la Parroquia de La Matriz, y la hermosa imagen de Nuestra Señora de las Mercedes de Puerto Claro, patrona del puerto, y bajo cuya advocación estaba entonces la Parriquia, imagen que se extravió con el correr de los años, sin que se sepa exáctamentee su paradero final.


Según don Vicente Nartín y Manero, a quien ya hemos citado, el primer cura de Valparaíso debe haber sido el licenciado garcía Fernandez de Cáceres, que a instancia del Presidente Jara-Quemada habría recibido su nombramiento del obispo de Santiago, Fray Juan Pérez de Espinoza, entre 1612 y 1620.
Los párrocos siguientes fueron el presbítero Diego Sanchez Chaparro de Lara, el maestro don Juan Olivares, el maestro Fray manuel Casso, el doctor Joaquin de Morales y el maestro Fray samuel Carraco.

LOS PRIMEROS COMVENTOS

El desarrollo de la vida religiosa de Valparaíso fue rápido. A la primera iglesia, asiento de la parroquia por el año 1620, siguieron luego otros templos y capillas.
Los primeros frailes regulares en establecerse en el Puerto fueron los agustinos. Tras de ellos llegaron los mercedarios, que lo hicieron en el Almendral, y llegaron a ser propietarios de casi toda su extención.
Al finalizar el siglo XVII, y a pesar de su escasa población, ya tenía Valparaíso cinco templos. Eran ellos la Iglesia Parroquial, la de San Agustín, una capilla en la fortaleza de San José, otra en el Almendral, y la iglesia de los mercedarios.


                                                                                      Francisco Le Dantec


Fundación de Valparaíso (*)


Se ha dicho e insistido, en que Juan Bautista Pastene fue el fundador de Valparaíso: Vicuña Mackenna primero y algunas personas de buena voluntad, después se han empeñado en que ese insigne marino jenovés sea fundador, a la fuerza, de la Perla del Pacífico.
Un estimable escritor porteño, don Roberto Hernández, ha publicado un trabajo intereseantísimo a este respecto, en el cual, resumiendo y confirmando cuanto se ha escrito a este respecto por nuestros más competentes investigadores, más aún, citando los documentos, manifiesta con claridad meridiana, la ninguna razón que asiste a los que se han empeñado en glorificar a Pastene, ultra petita, como si este esforzado navegante necesitara de gloria barata.
Pero en esto de buscar fundadores para Valparaíso, la inventiva ha ido un poco más lejos; así como hay personas que se empeñan en achacar a Pastene la paternidad del puerto, hay otras que junto con negárselo a este, la atribuyen a Juan de Saavedra, uno de los capitanes de tierra de la columna de Almagro que fue enviado adelante a juntarse por estos lados con un barco auxiliar de su expedición, hay, pues, un partido pastenista y otro saavedrista. Evidentemente se nota interés porque Valparaíso tenga fundador oficial.
 Pedro de Valdivia

Acabo de relatar las exploraciones marítimas de Pastene hasta el grado 41 y un cuarto de latitud meridional y de ahí resulta que la fundación de Valparaíso, si es que alguna vez se verificó, tuvo lugar el 3 de septiembre de 1544; ello consta en acta de la ceremonia que se realizó ese día para investir a Pastene del rango de capitán general en el mar, con el encargo de explorar la costa austral de la Gobernación que pretendía para sí Pedro de Valdivia, y para que podáis tomar y toméis, aprehender y aprehendáis, en nombre de S.M. y el mío, la posición de la tierra y tierras que descubriéredes.
En esa fecha Pastene estaba recién llegado a Valparaíso y hacía ya por lo menos siete años que Juan de Saavedra había pasado por Chile; por su parte, Pedro de Valdivia llevaba tres años de gobierno y trajínes entre Santiago, Con Con, Quintero y Malga-Malga, sitios, todos, ubicados como Valparaíso en el valle de Quintil.

Tampoco fue Pastene el primer navegante que surgió en la rada de Valparaíso; antes de que el patache en que venía embarcado hendiera las aguas de la bahía del VALLE DEL PARAISO, ya habían hecho lo mismo por lo menos cuatro buques, uno de los cuales era el mismo SAN PEDRO, en que ahora llegaba el genovés, barco que fue el primero que navegó las costas del valle de Chile y Quillota, piloteado por Alonso de Quintero, de quien tomó su nombre la bahía y puerto que actualmente lo lleva, allá por el año 1536. Este era uno de los tres barcos de la expedición auxiliar de Almagro a quien me referí y fue el único que llegó a su destino, Chile; de los otros, el Santiago naufragó, y el San Cristóbal regresó a Perú.
De la reunión del Piloto Quintero y del capitán Saavedra resultó el nombre Valparaíso que se dio a la bahía o a la región y no a población alguna, ni siquiera al puerto, pues ya dije que el surgidero de Alonso de Quintero fue la actual caleta de este nombre, lo probable es que Saavedra, en su viaje de exploración de la costa hacia el sur, al encuentro del barco expedicionario, pasara por las alturas de Quintil, que rodean la bahía, y su configuración le recordara el puerto de Valparaíso de Abajo en Cuenca, que se levanta en lo hondo de un valle, cercado de cerros, con abundante vegetación y expuesto a lo vientos constantes; se detuviera a contemplar la rada desde la altura y comunicara, luego, sus impresiones a Quintero y ambos al Jefe de la expedición, Almagro.

 Diego de Almagro

De esto a fundar una ciudad o un puerto hay, como se ve, muchísima distancia, sobre todo si se toma en cuenta que Saavedra, Quintero, Alagro y toda la expedición volvió a grupas y fue a deshacerse trágicamente en el Perú.
Cuatro años después del San Pedro, arribó a Valparaíso, o a Quintero, una de la naves de la fracasada expedición marítima de Obispo de Placencia, enviada a explorar el Estrecho; la nave traía como capitán y piloto a Alonso de Camargo y se detuvo allí unos ocho o quince días para reparar averías; ocurría esto a fines del año 1540, o sea, cuando Pedro de Valdivia iba abriéndose paso a través del valle de Chile, y combatía denodadamente contra el levantamiento general encabezado por Michimalonco y Tanjalonco. Sres. del valle de Canconcagua. Al saber, por unos indios prisioneros, que en una caleta de la cercana costa había un barco, Valdivia envió rápidamente a Francisco de Aguirre con treinta hombres a entrevistarse con su capitán; pero cuando llegaron los enviados a la costa del valle de Quintil, ya el barco se habpia hecho a la vela con rumbo al Perú.
En septiembre de 1543, siempre antes que Pastene, tocó fondo en Valparaíso el SANTIAGUILLO, barquichuelo viejo y desmembrado de unas cuarenta toneladas, que traía socorro para la ciudad de Santiago, destruída por los indios; venía a cargo del piloto portugués Luis Hernández.
En marzo o abril del año siguiente, anduvo buscando puerto por esas alturas, el navío de Juan Alberto, piloteado por un italiano de este nombre, que traía un buen cargamento de mercaduría y ferramenta; pero los navegantes anduvieron con tan mala suerte, que fueron sorprendidos por los indios, cerca de Los Vilos, donde les mataron casi toda la tripulación; cuatro marineros lograron escapar con el barco, pero por no conocer la costa, fueron a fondear en un surgidero cercano a la desembocadura del Maule, donde naufragaron y cayeron en poder de los indio. Acabo de contar que entre los tripulantes iba un negro a quien los indios echaron agua caliente para desteñirlo.
Y, por último, después de todos estos barcos, llegó a Valparaíso el SAN PEDRO, en su segundo viaje, agosto de 1541, trayendo a su bordo al jinovés Joan Baptista enviado por el gobernador del Perú, Vaca de Castro "para que ande la costa desde Arequipa a Chile y dé aviso a Pedro de Valdivia si vinieron por el Estrecho navíos de franceses o contrarios a dañificar estos reinos". No se ve, pues dónde puede ser Pastene fundador de Valparaíso, como tampoco se ve que lo haya podido ser Saavedra, por el hecho de "haber pasado" por las alturas de Quintil.

 La Santiaguillo

Repito que el único que puede llamarse fundador de nuestra Perla es Pedro de Valdivia, y este acto, que no fue el acostumbrado de plantar el rollo de justicia, trazar calles, señalar solares para el vecindario, etc. se realizó el 3 de septiembre, según consta del acta que he dado a conocer en antes.
Investido el Capitán Pastene del alto cargo de teniente de Gobernador y Capitán General de Chile en la mar, correspondió ampliamente a las expectativas del Conquistador y en premio de sus servicios, Pedro de Valdivia dio a Pastene valiosas encomiendas en el valle central del Reino, le mantuvo hasta su fallecimiento en ese título, le concedió solares en la ciudad de Santiago, de donde fue regidor y alcalde, lo hizo el primer propietario en el puerto de Valparaíso, le dio preferencias para extraer oro en el Malga-Malga y en general, lo colocó en situación de ser uno de los personajes de más prestigio y significación en la sociedad chilena incipiente.
Halagado Pastene con la confianza que le prodigó el Conquistador desde los primeros años, y convencido de que había encontrado en el Gobernador de Chile un amigo leal, no titubeó en arraigarse en este país.
Juan Bautista Pastene había nacido en Génova en 1507, hijo de Tomás de Pastene, navegante italiano, y de Esmeralda Solimana, al parecer, de origen árabe; fueron sus hermanos Pedro Miguel y Bartolomé, todos avecindados en Génova. En 1546, de paso en Lima, Juan Bautista hizo un testamento en favor solamente de sus hermanos, lo que indica que era soltero y que sus padres habían fallecido, pero al regresar a Chile, el año siguiente, 1547, contrajo matrimonio en Panamá o en Quito, con Ginebra de Caje, probablemente hija de un conquistador del Perú, pero en todo caso, emparentado con el Conquistador Alonso de Escobar. Regresó a Chile con su mujer y se estableció en Santiago, formando uno de los primeros hogares legítimos y de los más respetables y prestigiosos de la Conquista.
De su matrimonio tuvo los siguientes hijos: el Capitán Tomás de Pastene, nacido en 1550; el Capitán Pedro de Pastene, nacido en 1552, Fray Juan de Pastene, fraile franciscano, que llegó a ser guardián del convento de Valdivia; el Licenciado Francisco de Pastene, que hizo sus estudio en la Universidad de Lima, fue abogado de la Real Audiencia, provisor y Vicario del Obispado de Santiago; "ejerció durante algunos años como clérigo de corona con mucha aprobación, vida y ejemplo y después que dejó el habito, se casó". En uno de los ataques piráticos con que periódicamente se veía amenazada la colonia, el vicario Pastene ofreció al Cabildo armar a treinta clérigos y ponerse al frente de ellos para ayudar a la defensa de Valparaíso. Y, por último, doña María de Pastene, mujer del Capitán Diego de Morales, hijo del Conquistador Diego Sanchez de Morales.
Los hijos de Juan Bautista Pastene emparentaron con las principales familia de los conquistadores: Tomás, casó con doña Agustina Lantadilla y Astudillo; Pedro, con doña María de Aguirre y Matienzo, nieta del Conquistador Francisco de Aguirre, y el Licenciado Francisco, con doña Catalina Justiniano, hija de Vicencio Pascual y de doña Jerónima Justiniano, hija de un armador italiano que se avencindó en Chile el año 1551.



Los nietos de Pastene entroncaron con las familias Avendaño y Velásco, Amasa, Gil Negrete, Ureta Ordoñez, Vega Sarmiento, Rodriguez de Ovalle, Araya Berrío, Bravo de Villalba, Riberos y Aguirre, y Cortés de Monroy, primeros marqueses de Piedra Blanca de Huana, formando una extensa familia que a fines del siglo XVI y durante el siglo XVII contó en su seno generales, magistrados, canónigos prelados, corregidores, alcaldes, regidores, gobernadores de partido, etc., amén de una gran fortuna y de efectiva influencia en la sociedad chilena genuina, y ya vigorosa.

                                                            Leyendas y episodios chilenos
                                                            Aurelio Díaz Meza