La
Iglesia La Matriz de Valparaíso, cuna de leyendas porteñas, contó entre sus
muchos párrocos a don GUILLERMO RUIZ SANTANDER, santo varón que entre sus
muchas labores, se dedicó a quitar el polvo a santos, altares, pinturas y
habitaciones.
Desde
aquel tiempo recomenzó a hablarse de las bondades de las pinturas que
adornaban los muros de la Parroquia, de la valiosa talla del "Cristo
Crucificado" y de los personajes y sacerdotes sepultados en los muros y
en las bóvedas existentes bajo el altar mayor.
En su
afán de limpieza, el párroco, los removió todo, hasta las antiquísimas
calaveras deseminadas por todos los lados en el subsuelo, las que fueron
exhumadas y reducidas a un espacio menor.
La
limpieza general, las reducciones y los numerosos arreglos e innovaciones
practicadas en la Iglesia y la Casa Parroquial fueron el motivo de extraños
acontecimientos acaecidos durante el ejercicio como párroco de este sacerdote
reformado.
Algunas
personas, muy pocas, elegidas entre sus mejores amigos y feligreses
comenzaron a producirse en todos los recintos de le Iglesia y la Casa
Parroquial que el padre Ruiz frecuentaba o habitaba.
Justo a
la medianoche, mientras el sacerdote se hallaba en su lecho, podía escuchar
pasos de individuos que, sin prisa, paseaban por las habitaciones, cerrando y
abriendo puertas y ventanas provocando gran estruendo. Cuando se trasladaba
de una habitación a otra, adivinaba junto a él la presencia de seres
invisibles que pasaban a su lado rozándolo o recibía su hálito, la gélida
brisa que producía su presuroso pasar...
Decididamente:
penaban abiertamente y esto podían constatarlo hasta terceros.
Mientras
el párroco oficiaba misa dominical , algunos feligreses podían percatarse,
atónitos, como recorrían el altar, lentamente, por su largo, ancho y alto,
pequeñas lucecitas que nadie podía explicar. A veces, las lucecitas viajeras,
provocaban el súbito apagón de un cirio o de todos los cirios de un
candelabro sin que pudiera descubrirse el motivo.
El
párroco comentaba el extraño suceso de las "luces viajeras" sólo
cuando le comentaban o inquirían sobre ellas...¿Qué sucedía realmente? ¿ Cuál
era la procedencia de esas luces? ¿ Por qué recorrían el altar sólo cuando el
párroco oficiaba la misa dominical? |
Nadie lo
quería decir, pero todos pensaban que eran mensajes de ultratumba.
Solamente
ante sus más cercanos amigos, el padre Ruiz, manifestaba: " las luces
viajeras son un aviso indiscutible de mi próximos deceso.
Y en
efecto, al poco tiempo de la desaparición de las "luces viajeras de la
Iglesia La Matriz" el párroco don Guillermo Ruiz Santander, el
innovador, fallecía. |
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