LA CUEVA
DEL CHIVATO, como se la denominó desde el siglo XVII, tomó posesión en la
fértil imaginación del pueblo y se fue transformando en un bullente aquelarre
de brujos, con poderes sobrenaturales y pleno de extraños y desgraciados
acontecimientos.
Muy
pronto la CUEVA DEL CHIVATO tomó dimensiones fabulosas y eran muy pocas las
personas que se aventuraban de noche a pasar por su fatídico boquerón.
Ubicada
en un rocoso promontorio en el faldeo del Cerro Concepción, la cueva quedaba
junto al obligado camino que debían seguir quienes transitaban entre el
Puerto y el Almendral o viceversa.
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La
población porteña aseguraba que, de noche, se aparecía el Maligno
transformado en un enorme Chivo dueño de tan potente mirada, que podía
hipnotizar y petrificar a sus víctimas impidiéndoles cualquier intento de
fuga.
Los que
lograban huir, lo hacían tan desesperadamente que morían destrozados entre
las abruptas rompientes o escapaban abandonando tras sí todas las
pertenencias que portaban.
Al
camino que pasaba por la CUEVA DEL CHIVATO se le bautizó posteriormente con
el nombre de "Calle del Cabo", sendero que terminaba en la QUEBRADA
DE ELIAS, actual PLAZA ANIBAL PINTO.
Entre
los siglos XVII y XVIII, sólo un reducido número de humildes casas, se
levantó en el sector que era el paso obligado de jinetes, carretas, calesas
ycoches. Todos preferían hacer la jornada diurna, porque la nocturna
arriesgaba a infortunados encuentros con el "Maligno". Tanto fue el
terror que creó esta leyenda, que en 1814, la policía optó por crear un
farolito sobre una estaca para brindar algo de visibilidad al rocoso
promontorio.
Casi a
fines del siglo XVIII, don Joaquín de Villaurrutia, prestigioso comerciante
vasco adquirió todos los terrenos y casas ubicadas en la Calle del Cabo,
incluyendo la misteriosa Cueva del Chivato. De inmediato, se procedió a
dinamitar el peñón donde estaba situada la caverna para construir los
edificios que servirían de bodegas para sus transacciones comerciales. Cuando
la fortuna comenzó a sonreírle, también la desgracia comenzó a ensañarse con
él. Innumerables problemas políticos, monopólicos y hasta guerreros
comenzaron a preocuparlo.
Villaurrutia,
logró ser dueño de una fragata con la que deseaba mantener el régimen
colonial, pero muy pronto cayó en poder de los patriotas durante gloriosos
acontecimientos producidos en 1821. Aún así la mala suerte siguió a la nave
la que fue destruida durante un violento temporal que la estrelló en los
roqueríos que existían frente a la CUEVA DEL CHIVATO en 1839.
Corría
el año 1833, cuando don José Waddington compró una gran parte del Cerro
Concepción, incluyendo los terrenos de la CUEVA DEL CHIVATO y otros en la
Calle del Cabo, hoy calle Esmeralda. El comerciante inglés ordenó nuevas
demoliciones del fatídico promontorio haciendo desaparecer definitivamente la
legendaria Cueva.
Según la
tradición, los maleficios del antro maldito alcanzaron también la riqueza de
Waddington, muerto en 1876, a los 84 años.
Se
cuenta que en 1830, un grupo de marineros ingleses ingresaron a la CUEVA DEL
CHIVATO, expulsando de ella a un grupo de vagos y delincuentes de la peor
calaña, que habían ubicado allí su centro de operaciones, ellos eran y no
otros, los autores de todos los delitos atribuidos al "maléfico"
chivo.
El 19 de
Julio de 1978, un grupo de autoridades encabezadas por el Intendente y
Alcalde de la ciudad, procedieron a descubrir una placa recordatoria en el
lugar donde existiera la CUEVA DEL CHIVATO.
Fuente: Relatos y leyendas de Valparaíso
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