El primer medio que se empleó para transportar a Valparaíso los productos nacionales que desde el puerto partían al Perú, fueron recuas de mulas. Desgraciadamente, el auge del mineral Potosí donde las mulas eran indispensables para los laboreos, produjo un alza de precio tan considerable de estos animales, que todos los hacendados de Chile abandonaron la crianza de caballos para dedicarse a la de mulas.
Distintos gobernadores hubieron de elevar quejas al Rey por esta circunstancia que los dejaba sin remontas para el ejercito de Arauco, lo que les obligaba a traer caballos desde Tucuman. El capitán Gaspar Covarruvias, procurador del Cabildo de Santiago, representó a la corporación en 1687 que en todas las estancias del partido de Santiago, no había caballos para el ejercito. Esto hizo al Cabildo tomar la determinación, en reunión del 14 de noviembre de ese año, de obligar a todos los que tuviesen crianzas de mulas a mantener dos piaras de yeguas para la reproducción caballar.
La carestía de mulas, por una parte, y el ínfimo precio de los bueyes, por otro lado, determinaron el reemplazo de las mulas por carreta, y del camino por la cuesta de Zapata y Prado, por el de carretas por Melipilla.
Las carretas, pequeñas y con ruedas macizas, al estilo de las actuales carretas maulinas, partían desde las bodegas, subiendo por las lomas de Cerro Carretas, que derivó su nombre de ese hecho, hasta llegar a la Mesilla, explanada superior del cerro que hoy lleva este nombre, y, donde tenían el primer descanso. Desde el Cerro Mesilla el camino atravesaba las quebradas de San Francisco y de los Lúcumos para seguir hasta Peñuelas. Una parte de este camino fue reconstruido en 1866 para dar acceso a los polvorines, y por eso de le llamó Camino de la Pólvora.
Desde Peñuelas, el camino carretero seguía hasta Casablanca, que por aquellos años no pasaba de un simple caserío, cuyo centro era la casa blanca del cura. (Casablanca fue constituida en villa el año 1753). Luego el camino se desviaba hacia Melipilla, pasando por la cuesta de Ibacache, que deriva su nombre del maestre de campo don Juan de Ibacache, a quien se menciona por su valentía en el "Purén Indómito".
En Melipilla existía desde los tiempos del presidente García Ramón, un obraje de talares indígenas que producía paño para la tropa del ejercito y frazadas. De allí el camino seguía a Santiago, pasando por la selva de San Francisco, que por esta circunstancia se llama del Monte, y en seguida por Talagante, donde desde tiempo de los incas existían colonias agrícolas. En total el camino tenía 43 leguas, es decir 172 kilómetros y las carretas tardaban semanas, y en invierno mas de un mes en recorrido.
El camino de las cuestas, que a caballo podía hacerse en tres días, fue convertido en carretera por el gobernador Ambrosio O'Higgins, Bajaba a Valparaíso por Las Zorras, en el otro extremo de la bahía.
Fuente de información: El Mercurio, Valparaíso, 11 de junio de 1961.
excelente
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