En la
madrugada del fusilamiento, muy temprano se le sirvió un café, luego atendió
a Ursula Morales, que en compañía de su hijo venía a dar el último adiós al
hombre al que había unido por amor su suerte desde hacía catorce años y que
el día anterior había recibido por esposo ante los hombres. El mismo que en
pocas horas más habría de perecer en el cadalso. |
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Confundidos
en un solo abrazo permanecieron un largo rato. |
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Poco
después de las siete de la mañana penetraron a la celda dos religiosos de la
Compañía de Jesús. |
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Dubois
dijo a uno de ellos que no necesitaba auxilio de ninguna clase. Como
insistiera, tratando de convencerlo con frases cariñosas y persuasivas, el
reo le respondió: "Yo creo en Dios, señor, ya lo he dicho, no soy
hereje, pero no creo en sus representantes. Es inútil lo que ustedes me
piden; yo me confesaré con Dios". |
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No
vencido aún, el religioso le dijo: "Dios tiene misericordia infinita.
Sus fallos son superiores a los de los jueces de la Tierra". |
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—"Sí,
al juez necesita confesar, no a mí. Al juez que ha ordenado mi asesinato, a
él vaya a inspirarle arrepentimiento, no a mí". |
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La
mañana era fría y nebulosa. La hora avanzaba y la concurrencia estaba tensa. |
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De
repente hace la entrada al patio el reo completamente tranquilo, acompañados
sus pasos por el lúgubre sonido de los grillos. Un Dubois enérgico,
indomable, con su largo pelo y barba rubia, cuidadosamente peinada y un
cigarrillo puro recién encendido, que chupaba tranquilamente. Tuvo una frase
de protesta que pocos oyeron: "Parece que aún estamos en los tiempos de
Nerón, tanta gente para ver morir a una víctima". |
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Avanzó
hasta llegar al banquillo y ocupó el fatídico asiento con tranquilidad. |
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Parecía
contento de exhibir en el patíbulo su varonil figura y supremo valor. |
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No se le
movía un músculo y el cigarrillo permanecía en sus dedos sin la más pequeña
oscilación. |
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En medio
de la inquietud del público se acerca el receptor al reo y comienza la
lectura de la sentencia. Después de leer algunos párrafos éste lo interrumpe
y le pide: "Abrevie... pase a la conclusión". Así lo hizo el
receptor, que leyó sólo la denegación del curso de nulidad del indulto y el
cúmplase de la sentencia. |
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Al
instante se procedió a circundarlo con una cuerda en el banquillo, a lo que
el reo protestó, pero como se le dijera que era indispensable, accedió de
buen grado. |
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El
público estaba sorprendido que mirara a la muerte cara a cara. |
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De
repente se oye su voz: "Público, tengo que hablaros algo. Deciros que
muero inocente y que el primer culpable de mi muerte es el juez señor Santa
Cruz, que tergiversó mis declaraciones, cambiando los hechos y suponiendo
cosas que nunca he hecho. |
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"Se
hizo lo que no se había hecho en Chile, habilitar el feriado para matar a un
hombre, como procedió la corte de Valparaíso. |
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"Se
me ha condenado por crímenes que no he cometido, sin prueba alguna, esto lo
dice este hombre desde el fondo de su corazón, y lo afirmó el Ministro señor
Braulio Moreno, que confirmó todo lo que he dicho con su voto en la
sentencia. |
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"Presenté
mi solicitud de indulto ante el Excelentísimo Presidente señor Pedro Montt y
también me fue denegado. |
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"Se
necesitaba de un hombre que respondiese a los crímenes que se cometieron y
ese hombre he sido yo. Muero, pues, inocente, no por haber cometido yo esos
crímenes sino porque esos crímenes se cometieron". |
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Y
terminó como quien da una orden: |
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—"Ejecutad". |
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Un
murmullo sordo, mezcla de admiración ante ese valor indomable, de
incredulidad, de compasión y hasta de protesta, acaso, se levantó en la
concurrencia. |
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Dubois,
entretanto, fumaba tranquilamente y paseaba su mirada por los espectadores. |
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Era
indudablemente el único, entre todos los allí presentes, que parecía
disfrutar de entera serenidad. |
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Al
momento de vendarle la vista rehusó seriamente la operación y manifestó,
siempre con su espantosa calma y dominio de sí mismo, con tranquilo tono —
"Sólo les pido que apunten bien al corazón. |
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Luego el
momento terrible, el paso del piquete de soldados que debía proceder. |
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La
espada del oficial, levantada en alto descendió en un rápido movimiento.
Partieron los tiros al unísono y el reo se desplomó sobre su asiento. |
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Los
comentarios que procedieron se referían al valor frente a la muerte, otros se
inclinaban a la conmiseración: no dudaban de una injusticia. |
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El
cadáver fue llevado en camilla a uno de los departamentos de la cárcel y se
procedió a colocarlo en un cajón que el alcaide había hecho construir para el
efecto. |
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Un
carretón de la tercera compañía condujo los restos al cementerio de Playa
Ancha, más atrás en un coche iba Ursula Morales acompañada de su hijo. |
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Animita |
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En el
cementerio se pagó la suma de seis pesos por los derechos correspondientes al
período de un año. Se sepultó con el nombre de Luis Emilio Brihier Lacroix,
el 26 de marzo de 1907 en el Cementerio Nº 3 de Playa Ancha,
correspondiéndole la sepultura Nº 1 de la Corrida 1 del Cuartel Nº 7. |
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Un
funcionario del cementerio escribió sobre la lápida del nicho gruesos
caracteres al rojo: "Alias, Dubois". |
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Las
primeras flores las colocó Ursula Morales. |
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El
pueblo lo hizo "Animita", entró en su comprensión, siempre estuvo
con él, gravitaba el desprecio que hizo de su abogado, la toma de su defensa,
su matrimonio a horas de morir, la valentía que demostró camino hacia el
banquillo, su hombría frente al receptor, el dirigir la palabra a los
asistentes para decir por última vez que era inocente, el solicitar que no le
vendaran la vista, que le dispararan al corazón y con voz entera dar la orden
de la ejecución. |
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El
pueblo no olvidaba que en estos crímenes, entre los primeros asesinados, se
apresó a tres individuos de malos antecedentes como presuntos culpables.
Después de varios meses de prisión y largos sufrimientos, se les encontró
libres de toda culpa. |
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El
pueblo sabe que no siempre la ley es sinónimo de justicia y que muy a menudo
hace creer que lo verdadero resulta ser falso. |
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La
"animita" pasó a favorecer a personas procesadas por delitos no
cometidos, a víctimas de una injusticia. |
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Pasados
los años se eliminaron las sepultaciones en ese cuartel y por razones de un
nuevo trazado este sector se convirtió en Avenida y la osamenta pasó a la
fosa común, junto a otros, en un espacio cuyo diámetro no sobrepasaba los 20
metros, a la orilla de un muro del deslinde cercano a un acantilado. |
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Aquí’ se
levantó el recordatorio a Dubois y se habla de los "milagros" del
"finaíto", de "don Emilio", de "Emilito" y su
falso apellido lo escriben "Dubois", "Duvoim". |
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Tiene
siempre flores y velas, no faltan imágenes de vírgenes y expresiones de
gratitud en placas que provienen de todo el territorio nacional, de países
vecinos y distantes como los Estados Unidos de Norte América (Nueva York). |
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Las
visitas rezan con mucha unción, en silencio, conversan como consigo mismos,
otras lloran, dejan sus "mandas" y se retiran. |
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Un
cuidador coloca las velas y planchas, a la vez pone a disposición de quien lo
desee plegarias, salmos y cánticos. |
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Un
fervoroso devoto trabaja por la formación de un grupo que erogue dinero para
levantar una capilla que pueda acoger con comodidad a quienes llegan a
cumplir mandas. |
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Se le
honra con misas. Luis Humberto Ramírez hace que se le oficie una misa en su
memoria en la iglesia San Juan Bosco de Valparaíso. Se avisó la ceremonia por
radios y diarios. |
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El año
1986 la administración del camposanto determinó hacer un traslado de la
"animita", el tercero, dándole una nueva ubicación, lo que no dejó
de provocar un revuelo. Aunque aquí’, como en el anterior lugar no reposan
los restos del ejecutado, siguen venerando su "ánima" y agradecen
sus milagros. |
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El
pueblo no lo olvida y desde el año 1907 lo tiene en su memoria, se le
recuerda en el cancionero popular y en miles de artículos, estudios, tesis y
folletos. |
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