Se ha dicho e insistido, en que Juan Bautista Pastene fue el fundador de Valparaíso: Vicuña Mackenna primero y algunas personas de buena voluntad, después se han empeñado en que ese insigne marino jenovés sea fundador, a la fuerza, de la Perla del Pacífico.
Un estimable escritor porteño, don Roberto Hernández, ha publicado un trabajo intereseantísimo a este respecto, en el cual, resumiendo y confirmando cuanto se ha escrito a este respecto por nuestros más competentes investigadores, más aún, citando los documentos, manifiesta con claridad meridiana, la ninguna razón que asiste a los que se han empeñado en glorificar a Pastene, ultra petita, como si este esforzado navegante necesitara de gloria barata.
Pero en esto de buscar fundadores para Valparaíso, la inventiva ha ido un poco más lejos; así como hay personas que se empeñan en achacar a Pastene la paternidad del puerto, hay otras que junto con negárselo a este, la atribuyen a Juan de Saavedra, uno de los capitanes de tierra de la columna de Almagro que fue enviado adelante a juntarse por estos lados con un barco auxiliar de su expedición, hay, pues, un partido pastenista y otro saavedrista. Evidentemente se nota interés porque Valparaíso tenga fundador oficial.
Acabo de relatar las exploraciones marítimas de Pastene hasta el grado 41 y un cuarto de latitud meridional y de ahí resulta que la fundación de Valparaíso, si es que alguna vez se verificó, tuvo lugar el 3 de septiembre de 1544; ello consta en acta de la ceremonia que se realizó ese día para investir a Pastene del rango de capitán general en el mar, con el encargo de explorar la costa austral de la Gobernación que pretendía para sí Pedro de Valdivia, y para que podáis tomar y toméis, aprehender y aprehendáis, en nombre de S.M. y el mío, la posición de la tierra y tierras que descubriéredes.
En esa fecha Pastene estaba recién llegado a Valparaíso y hacía ya por lo menos siete años que Juan de Saavedra había pasado por Chile; por su parte, Pedro de Valdivia llevaba tres años de gobierno y trajínes entre Santiago, Con Con, Quintero y Malga-Malga, sitios, todos, ubicados como Valparaíso en el valle de Quintil.
Tampoco fue Pastene el primer navegante que surgió en la rada de Valparaíso; antes de que el patache en que venía embarcado hendiera las aguas de la bahía del VALLE DEL PARAISO, ya habían hecho lo mismo por lo menos cuatro buques, uno de los cuales era el mismo SAN PEDRO, en que ahora llegaba el genovés, barco que fue el primero que navegó las costas del valle de Chile y Quillota, piloteado por Alonso de Quintero, de quien tomó su nombre la bahía y puerto que actualmente lo lleva, allá por el año 1536. Este era uno de los tres barcos de la expedición auxiliar de Almagro a quien me referí y fue el único que llegó a su destino, Chile; de los otros, el Santiago naufragó, y el San Cristóbal regresó a Perú.
De la reunión del Piloto Quintero y del capitán Saavedra resultó el nombre Valparaíso que se dio a la bahía o a la región y no a población alguna, ni siquiera al puerto, pues ya dije que el surgidero de Alonso de Quintero fue la actual caleta de este nombre, lo probable es que Saavedra, en su viaje de exploración de la costa hacia el sur, al encuentro del barco expedicionario, pasara por las alturas de Quintil, que rodean la bahía, y su configuración le recordara el puerto de Valparaíso de Abajo en Cuenca, que se levanta en lo hondo de un valle, cercado de cerros, con abundante vegetación y expuesto a lo vientos constantes; se detuviera a contemplar la rada desde la altura y comunicara, luego, sus impresiones a Quintero y ambos al Jefe de la expedición, Almagro.
De esto a fundar una ciudad o un puerto hay, como se ve, muchísima distancia, sobre todo si se toma en cuenta que Saavedra, Quintero, Alagro y toda la expedición volvió a grupas y fue a deshacerse trágicamente en el Perú.
Cuatro años después del San Pedro, arribó a Valparaíso, o a Quintero, una de la naves de la fracasada expedición marítima de Obispo de Placencia, enviada a explorar el Estrecho; la nave traía como capitán y piloto a Alonso de Camargo y se detuvo allí unos ocho o quince días para reparar averías; ocurría esto a fines del año 1540, o sea, cuando Pedro de Valdivia iba abriéndose paso a través del valle de Chile, y combatía denodadamente contra el levantamiento general encabezado por Michimalonco y Tanjalonco. Sres. del valle de Canconcagua. Al saber, por unos indios prisioneros, que en una caleta de la cercana costa había un barco, Valdivia envió rápidamente a Francisco de Aguirre con treinta hombres a entrevistarse con su capitán; pero cuando llegaron los enviados a la costa del valle de Quintil, ya el barco se habpia hecho a la vela con rumbo al Perú.
En septiembre de 1543, siempre antes que Pastene, tocó fondo en Valparaíso el SANTIAGUILLO, barquichuelo viejo y desmembrado de unas cuarenta toneladas, que traía socorro para la ciudad de Santiago, destruída por los indios; venía a cargo del piloto portugués Luis Hernández.
En marzo o abril del año siguiente, anduvo buscando puerto por esas alturas, el navío de Juan Alberto, piloteado por un italiano de este nombre, que traía un buen cargamento de mercaduría y ferramenta; pero los navegantes anduvieron con tan mala suerte, que fueron sorprendidos por los indios, cerca de Los Vilos, donde les mataron casi toda la tripulación; cuatro marineros lograron escapar con el barco, pero por no conocer la costa, fueron a fondear en un surgidero cercano a la desembocadura del Maule, donde naufragaron y cayeron en poder de los indio. Acabo de contar que entre los tripulantes iba un negro a quien los indios echaron agua caliente para desteñirlo.
Y, por último, después de todos estos barcos, llegó a Valparaíso el SAN PEDRO, en su segundo viaje, agosto de 1541, trayendo a su bordo al jinovés Joan Baptista enviado por el gobernador del Perú, Vaca de Castro "para que ande la costa desde Arequipa a Chile y dé aviso a Pedro de Valdivia si vinieron por el Estrecho navíos de franceses o contrarios a dañificar estos reinos". No se ve, pues dónde puede ser Pastene fundador de Valparaíso, como tampoco se ve que lo haya podido ser Saavedra, por el hecho de "haber pasado" por las alturas de Quintil.
Repito que el único que puede llamarse fundador de nuestra Perla es Pedro de Valdivia, y este acto, que no fue el acostumbrado de plantar el rollo de justicia, trazar calles, señalar solares para el vecindario, etc. se realizó el 3 de septiembre, según consta del acta que he dado a conocer en antes.
Investido el Capitán Pastene del alto cargo de teniente de Gobernador y Capitán General de Chile en la mar, correspondió ampliamente a las expectativas del Conquistador y en premio de sus servicios, Pedro de Valdivia dio a Pastene valiosas encomiendas en el valle central del Reino, le mantuvo hasta su fallecimiento en ese título, le concedió solares en la ciudad de Santiago, de donde fue regidor y alcalde, lo hizo el primer propietario en el puerto de Valparaíso, le dio preferencias para extraer oro en el Malga-Malga y en general, lo colocó en situación de ser uno de los personajes de más prestigio y significación en la sociedad chilena incipiente.
Halagado Pastene con la confianza que le prodigó el Conquistador desde los primeros años, y convencido de que había encontrado en el Gobernador de Chile un amigo leal, no titubeó en arraigarse en este país.
Juan Bautista Pastene había nacido en Génova en 1507, hijo de Tomás de Pastene, navegante italiano, y de Esmeralda Solimana, al parecer, de origen árabe; fueron sus hermanos Pedro Miguel y Bartolomé, todos avecindados en Génova. En 1546, de paso en Lima, Juan Bautista hizo un testamento en favor solamente de sus hermanos, lo que indica que era soltero y que sus padres habían fallecido, pero al regresar a Chile, el año siguiente, 1547, contrajo matrimonio en Panamá o en Quito, con Ginebra de Caje, probablemente hija de un conquistador del Perú, pero en todo caso, emparentado con el Conquistador Alonso de Escobar. Regresó a Chile con su mujer y se estableció en Santiago, formando uno de los primeros hogares legítimos y de los más respetables y prestigiosos de la Conquista.
De su matrimonio tuvo los siguientes hijos: el Capitán Tomás de Pastene, nacido en 1550; el Capitán Pedro de Pastene, nacido en 1552, Fray Juan de Pastene, fraile franciscano, que llegó a ser guardián del convento de Valdivia; el Licenciado Francisco de Pastene, que hizo sus estudio en la Universidad de Lima, fue abogado de la Real Audiencia, provisor y Vicario del Obispado de Santiago; "ejerció durante algunos años como clérigo de corona con mucha aprobación, vida y ejemplo y después que dejó el habito, se casó". En uno de los ataques piráticos con que periódicamente se veía amenazada la colonia, el vicario Pastene ofreció al Cabildo armar a treinta clérigos y ponerse al frente de ellos para ayudar a la defensa de Valparaíso. Y, por último, doña María de Pastene, mujer del Capitán Diego de Morales, hijo del Conquistador Diego Sanchez de Morales.
Los hijos de Juan Bautista Pastene emparentaron con las principales familia de los conquistadores: Tomás, casó con doña Agustina Lantadilla y Astudillo; Pedro, con doña María de Aguirre y Matienzo, nieta del Conquistador Francisco de Aguirre, y el Licenciado Francisco, con doña Catalina Justiniano, hija de Vicencio Pascual y de doña Jerónima Justiniano, hija de un armador italiano que se avencindó en Chile el año 1551.
Los nietos de Pastene entroncaron con las familias Avendaño y Velásco, Amasa, Gil Negrete, Ureta Ordoñez, Vega Sarmiento, Rodriguez de Ovalle, Araya Berrío, Bravo de Villalba, Riberos y Aguirre, y Cortés de Monroy, primeros marqueses de Piedra Blanca de Huana, formando una extensa familia que a fines del siglo XVI y durante el siglo XVII contó en su seno generales, magistrados, canónigos prelados, corregidores, alcaldes, regidores, gobernadores de partido, etc., amén de una gran fortuna y de efectiva influencia en la sociedad chilena genuina, y ya vigorosa.
Leyendas y episodios chilenos
Aurelio Díaz Meza
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